Muchas personas desconocen que el tratamiento de una hernia discal no implica pasar por quirófano o no es la única opción. El ejercicio regular y la mejora de la comprensión del dolor pueden evitar la cirugía.
Esta es la consulta más habitual que he recibido en los últimos tres meses: ¿tratas la hernia discal? ¿Me opero? Es cierto que en algunos casos hay una mejoría notable de la sintomatología tras la cirugía, pero también es cierto que otros muchos no se obtiene la mejoría deseada. ¿Cómo es posible que tanta gente empeore tras haberse operado? La respuesta es: tratar una hernia discal es mucho más complejo que operarla.
El tratamiento de una hernia discal tiene varios componentes:
- Físico-estructural.
- Mental.
- Emocional.
El mejor tratamiento para la hernia discal: ejercicio regular
Os hablaré desde la experiencia tanto como sufridor de dos hernias discales lumbares sin operar y con grave escoliosis, así como fisioterapeuta experto en la optimización neuromuscular: practicar ejercicio regular, adecuado en estímulo y tutorizado puede ayudar a mejorar una hernia discal sin operar hasta, como en mi caso, evitar la cirugía.
En OptiMMus basamos nuestros tratamientos en la efectividad de los mismos y puedo decir que el mejor tratamiento para paliar y hacer desaparecer el dolor se basa en estos tres pilares:
- Ejercicio pautado por un profesional.
- Comprensión de las inquietudes y temores que preocupan a quienes la padecen.
- Plantear una buena estrategia para conseguir los objetivos físicos y emocionales marcados.
Comprender cómo funciona el dolor que sentimos es clave
Los últimos avances en neurociencia del dolor han evidenciado que es posible sentir dolor en una parte de nuestro cuerpo sin que haya sufrido daño alguno. Por lo que el dolor no significa que exista daño estructural (aunque en ocasiones sí tenga relación).
La sensación de dolor, como cualquier otra, es una creación del cerebro para proteger los tejidos corporales que considera amenazados o en peligro. Si ayudamos a nuestro cuerpo a sentirse mejor a través de una mejor comprensión del mismo y ejercicio regular, las señales de alerta se reducirán y podremos vivir mejor.